La Gerencia Regional de Agricultura del Cusco rechazó la solicitud de un grupo de ciudadanos que alegaban ancestralidad sobre un área titulada a las comunidades nativas de Catungo Quimpiri y Gran Shinongari. La CARE exige el respeto y la protección de los territorios de sus comunidades base, entre ellas Catungo Quimpiri.
El 8 de abril de 2025, la Gerencia Regional de Agricultura (Geragri) del Gobierno Regional del Cusco declaró improcedente la solicitud presentada por un grupo de ciudadanos ashaninkas que buscaban el reconocimiento oficial de la comunidad denominada Maniti.
La Resolución Gerencial Regional N° 117-2025-GR CUSCO/GERAGRI estableció que la solicitud carece de fundamento legal, porque el área pretendida por los solicitantes invade territorios titulados de dos comunidades nativas: Catungo Quimpiri y Gran Shinongari.
Los solicitantes alegaban que ocupan el territorio desde hace más de 50 años, sin embargo, el análisis técnico y documental realizado por Geragri demostró lo contrario: el espacio en disputa fue legalmente reconocido como parte del territorio de las comunidades mencionadas desde las décadas de 1980 y 1990.

Superposición territorial y colindancias definidas
Según los documentos revisados por Geragri, el área solicitada por Maniti comprende un 79.1% del territorio de Catungo Quimpiri y un 20.9% de Gran Shinongari. Cifras que alertan a las comunidades, especialmente por la magnitud de la superposición y las implicancias que tendría un eventual reconocimiento sobre espacios titulados legalmente.
En el caso de caso de Gran Shinongari, el proceso de demarcación fue realizado en 1981 y se delimitó una franja de bosque nacional bajo administración estatal. Posteriormente, en 1998 esta franja fue incorporada formalmente al territorio de Catungo Quimpiri. La delimitación fue reafirmada mediante un acta de colindancia firmada por ambas comunidades el 17 de junio de 1998.

Por ende, no existe evidencia de otra comunidad asentada en el área de colindancia. Por el contrario, el informe regional indica que tras los rastreos satelitales revisados por la autoridad regional en 2014 no se registraban construcciones o viviendas en el área que ahora se pretende reconocer, contradiciendo la versión de los solicitantes.
Cambios de versión y contradicciones
El historial de solicitudes de Maniti ante el Estado se remonta al año 2020, cuando el grupo solicitó el reconocimiento sobre un área de 800 hectáreas entre Catungo Quimpiri y Gran Shinongari. Sin embargo, la Geragri concluyó ese mismo año que el terreno contaba con títulos a favor de dichas comunidades.
En 2021, los representantes de Maniti continuaron con el proceso. Dos años más tarde, en 2023, el grupo insistió con nuevos argumentos y afirmaron posesión desde hace medio siglo. Por último, en enero de 2024 presentaron una nueva solicitud, esta vez sobre una extensión de 1179.62 hectáreas.
Las inconsistencias en los datos presentados, tanto en tiempo como en extensión territorial, sumadas a la información verificada por la autoridad regional, sustentan la resolución de improcedencia emitida por el Gobierno Regional del Cusco.

Asimismo, la comunidad de Gran Shinongari identificó a los promotores de Maniti como personas empadronadas dentro de su propio territorio, autorizadas para vivir allí, lo que contradice el argumento de un asentamiento autónomo y ancestral. Entre ellos se encuentran Celestina Díaz Catun, Juana Catongo Saboreni, Alez Carvacante Ripia, Negreth Pachari Pascual y Mónica Barboza Díaz.
Una controversia en desarrollo
La CARE que representa a las comunidades ashaninkas del río Ene, sigue este caso con atención, en tanto la comunidad de Catungo Quimpiri, base de nuestra organización, es una de las más directamente afectadas por el intento de superposición territorial.
La resolución del Geragri no cierra completamente el debate. Casos similares son observados en otras comunidades de la cuenca del Ene, donde discursos sobre territorio ancestral son utilizados sin sustento y generan tensiones entre comunidades legalmente reconocidas y grupos que buscan legitimar asentamientos recientes. En este contexto, la defensa del territorio es una prioridad para las comunidades del río Ene.